El juego de esperar
Elizabeth Rosenzweig MS CCC-SLP LSLS Certified AVT
Adaptado por Juliana Gebhardt Lic. Fonoaudióloga Candidata en TAV
Ver artículo original: https://auditoryverbaltherapy.net/2014/12/08/the-waiting-game/
Muchas de las técnicas en terapia auditiva verbal no son ciencia exacta.
Se tratan de sugerencias simples y “ajustes” que podemos implementar en las rutinas diarias. Son pequeños cambios que pueden hacer una GRAN diferencia en las habilidades de escuchar y hablar de los niños. Uno de los desafíos más difíciles es aprender a decidir CÓMO Y CUÁNDO esperar.
Los adultos, quienes son hablantes fluidos de su propio idioma (sea cual sea su lenguaje), pueden tomar decisiones en milisegundos acerca de lo que van a decir y cómo lo van a decir.
Nuestros cerebros están constantemente calculando y raramente nos damos cuenta.
Como tenemos mucha facilidad con el lenguaje, subestimamos el tiempo que necesita un niño para tomar nueva información, procesarla y luego responder.
Todos los niños necesitan más tiempo que los adultos para procesar la información auditiva, pero para los niños con disminución auditiva este tiempo de espera es aún más crucial.
Cuando hacemos una pregunta, introducimos un nuevo vocabulario o modelamos una oración para el niño, es importante presentar la información una vez y esperar y esperar hasta que el niño formule una respuesta. Debemos esperar y esperar un poquito más, “Tirar de la soga” hasta que no aguantemos más. ¿Porqué? Estamos preparando a los niños a decodificar el lenguaje hablado y a usarlo en su mundo real. Es importante ser realistas, los padres podrán tener la paciencia de repetir y repetir el mensaje pero la maestra probablemente no la tendrá y su futuro jefe de trabajo menos.
Es importante para los niños que aprendan a escuchar la primera vez, no confiar en que tendrán un par conversacional “simpático” que les repetirá el mensaje muchas veces.
Si todo el tiempo les repetimos las directivas miles de veces,¿Para qué el niño va a prestar atención y decodificar la primera vez que lo escucha?
No es que el niño sea malo o vago, está aprendiendo un patrón y escogiendo el que menos fatiga le genere. Esto tiene sentido.
Es también importante para el niño aprender a confiar en su audición y creer en sus habilidades auditivas.
Si el niño parece confundido o no entiende la información, pregúntale: “¿Qué escuchaste?” No le digas: “¿Qué dije yo?” ya que esto motiva al niño a adivinar o completar los espacios vacíos de información.
¿Qué escuchaste? Le enseña a confiar en su audición y nos brinda información diagnóstica acerca de las habilidades auditivas del niño.
Tal vez de verdad no escucho, quizás está teniendo dificultad en distinguir entre dos fonemas, tal vez necesita calibrar otra vez su implante/es
Otro beneficio de incrementar el tiempo de espera, es que construye la expectativa en el niño acerca que la comunicación es una vertiente de “ida y vuelta”
No es una conversación real si el adulto sigue repitiendo, repitiendo y repitiendo todo el tiempo. Haz una pausa y da al niño la oportunidad de contribuir a la conversación sea cual sea el nivel al cual él pueda acceder.
Espera a que el niño participe y dale espacio y tiempo para que lo haga.
Cuando estamos decidiendo si repetir o no una dirección, es importante recordar que a veces para los niños pequeños el observar es participar.
Si le das una consigna al niño y él aún está haciendo contacto ocular contigo o mirando el objeto o juguete del cual están hablando … ¡espera! Seguramente está procesando y considerando sus opciones. Solamente cuando se distrae o mira para otro lado deberías darle nuevamente la consigna para volver a llamar la dirección sobre el objetivo.
¡Recuerda que aprender un lenguaje es un gran trabajo! Permite a ese cerebro tener tiempo de bucear en él y el espacio para ensayar “prueba y error” por sí mismo. Ahí es donde el aprendizaje duradero y verdadero ocurre.
Esperar es difícil, realmente difícil. Seas o no una persona naturalmente paciente, brindarle al niño mayor tiempo de espera es una gran estrategia que puede lograr una gran “recompensa”.
Desafíate a vos mismo esta semana a sostener tu aliento por 10 o 15 segundos antes de apretar el botón de “repetición” y así ver qué cambios observas en tu hijo.